Cuadernos Universitarios- Dossier Especial. Publicacion Academica de la Facultad de Educacion- UCASAL (Argentina), núm. 1, 2023
e-ISSN 2250-7132
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Palabras clave: ingreso universitario, afiliación, aprendizajes, oficio de estudiante

Introducción

A partir de marzo de 2020, momento en el que la Organización Mundial de la Salud declaró que el brote de coronavirus era una pandemia, en Argentina y en el resto del planeta, se inició un proceso histórico de vertiginosos cambios. En el ámbito educativo, en acuerdo con el Consejo Federal de Educación y en coordinación con los organismos competentes de todas las jurisdicciones, se establecieron una serie de medidas y disposiciones extraordinarias que iniciaron la efectiva suspensión de dictado de clases presenciales en todos los niveles del Sistema Educativo (la Res. M.E. Nº 108/2020, RM N°104/2020, Dcto. N° 297/20).

En la Universidad Nacional de Salta, por su parte, se produjeron una serie de fuertes cambios en la dinámica institucional, entre ellos, la readecuación del calendario académico 2020 (RS N° 088/20) y la implementación de la enseñanza a través de plataformas educativas y entornos digitales. Esto permitió dar continuidad a la formación de los estudiantes en consonancia con las recomendaciones de la Secretaría de Políticas Universitarias (R. N° 12/20).

En este contexto, la presente producción, da cuenta de la primera aproximación al campo de la investigación titulada: “Experiencias de aprendizaje de ingresantes a la universidad en contexto de emergencia sociosanitaria. El caso de los estudiantes de la Carrera Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, U.N.Sa. Cohortes 2.020, 2021 y 2022” (conducente a la elaboración de la tesis de Doctorado en Humanidades, Universidad Nacional de Tucumán).

La investigación, de corte cualitativo, pretende aportar al campo de estudio sobre la educación superior universitaria y generar conocimiento sobre la particularidad del aprendizaje y de la construcción del oficio estudiantil en contexto de pandemia. Se intenta identificar los aspectos mediadores y puntos críticos presentes en las trayectorias académicas iniciales y reconocer el papel de los dispositivos pedagógicos universitarios dispuestos para acompañar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes. Se presentan en este espacio, los análisis iniciales realizados en la primera aplicación de un cuestionario a quienes ingresaron a la carrera mencionada durante el periodo 2020-2021.

Algunas conceptualizaciones sobre las experiencias de los inicios

En el marco de esta investigación, se asume que la universidad no es sólo un espacio en el que tiene lugar una formación de índole científico-profesional, sino que es un ámbito de producción de subjetividades y experiencias culturales. Por ello, la reconstrucción de los recorridos iniciales de los estudiantes universitarios, pone de relieve las interpretaciones subjetivas de los mismos en un contexto histórico, e intersecta lo histórico-social junto a las experiencias biográficas y subjetivas (Pierella, 2011, Carli, 2012).

En este sentido, la recuperación de la experiencia estudiantil universitaria representa una ventana de acceso a nuevas miradas que permiten resignificar representaciones estáticas sobre los estudiantes ingresantes -mayormente centradas en la carencia o en el déficit- y acceder a los modos de apropiación subjetiva de la institución universitaria en un tiempo histórico.

Desde el enfoque adoptado (J. Larrosa 2006, 2006a), la experiencia supone un acontecimiento que coloca al sujeto como agente de su propia experiencia, remite a “algo que le pasa” en primera persona. La experiencia es subjetiva, en la medida que se produce una transformación en algún/algunos planos de la vida, e implica una elaboración de la vivencia en la forma de un relato significativo para y con otros, de ahí que sea también intersubjetiva (Benjamin, 1982).

Las experiencias de aprendizaje en la universidad, entonces, constituyen procesos vividos en primera persona y con otros, e involucra aprendizajes concebidos como complejidad (Morin, 1999; Ziperovich, 2004) y situados (Elichiry, 2016; Baquero y Limon Luque, 2014), es decir, como resultado de un entramado de dimensiones interactuantes, interdependientes y configurantes.

En vinculación con esta problemática, Coulun (2017) afirma que el éxito de quien ingresa a la universidad depende del aprendizaje de la labor del estudiante, lo que implica un cambio radical en términos de relaciones culturales e intelectuales en el ámbito universitario, supone la apropiación de habilidades que les permiten llevar a cabo procesos, rutinas específicas, formas de trabajo intelectual y significación de códigos específicos. Sostiene que ingresar a la universidad, implica una serie de rupturas simultáneas con los niveles de formación previos en las condiciones de existencia, la vida emocional y las reglas de adquisición de conocimientos. Los nuevos estudiantes experimentan un tiempo de extrañeza respecto de lo antes conocido, de ritmos y reglas, demandas cognitivas y aprendizajes.

En su conjunto, los procesos de afiliación a la vida universitaria permiten que el estudiante se convierta en un miembro competente que puede significar lenguajes, prácticas y sentidos propios de la universidad y categorizar el mundo intelectual al cual ingresó.

Siguiendo esta línea de argumentación, Pierella (2011) señala que uno de los aspectos que aparecen como necesarios para facilitarlo, es el reconocimiento de otros significativos operando como referencias en el ingreso, especialmente sus pares y docentes. El ingreso a la universidad, entonces, implica una experiencia inédita de afiliación y de aprendizaje del oficio de estudiante en un tiempo y espacio determinados.

En el período histórico estudiado en esta investigación, emergen algunas aproximaciones a la problemática del ingreso universitario en pandemia, que anticipan que, esta etapa de formación iniciática, fue especialmente compleja. El ingreso masivo característico de los primeros años, junto a todas las particularidades que implica el trabajo pedagógico en los inicios de la vida académica, constituyó un desafío central para la universidad en su conjunto. Al respecto, Adrián Cannellotto (2020) expresa que, para los ingresantes, la pandemia pudo significar un escollo insuperable en relación con la continuidad de sus estudios. Esto es así puesto que se complejizaron, aún más, los procesos de afiliación y de aprendizaje del oficio de estudiante; todo ello, en condiciones de profundas incertidumbres y desigualdades.

Experiencias de aprendizaje desde la perspectiva del estudiante: aspectos favorecedores y obstaculizadores.

Con el propósito de comprender y explicar algunos aspectos que configuraron el ingreso y las experiencias de aprendizaje de los estudiantes en pandemia se presenta a continuación, los resultados de una primera etapa de recolección de datos con quienes ingresaron entre el 2020 y el 2021 y que, actualmente, se mantienen como alumnos regulares.

Se aplicó un cuestionario de autoadministración, con preguntas cerradas y algunas abiertas, orientado a caracterizar al grupo estudiantil y acercarse a algunos aspectos básicos (personales e institucionales, favorecedores y obstaculizadores) que atravesaron las experiencias de aprendizajes.

El grupo de estudiantes encuestados constituye una población diversa de jóvenes y adultos (el 60,9% tiene entre 17 y 21 años), la mayoría son egresados recientes de la escuela secundaria. De este grupo, el 65,2 % son mujeres, el 34,8 % son varones, y 70 % de ellos no trabaja.

Proceden de Salta capital (87%), algunos del interior de la provincia (4,3%) y otros, de otras provincias de Argentina (8,7%). La mayoría de ellos convive con sus padres y otros familiares (85%), algunos viven con otros estudiantes (13%) y un porcentaje menor vive con su pareja e hijos (2%).

La totalidad de los estudiantes encuestados tomó clases mediante meet o zoom y usaron la plataforma Moodle para complementar el desarrollo de las distintas asignaturas.

Las respuestas arrojan datos sobre aspectos identificados por los estudiantes como favorecedores y puntos críticos/obstaculizadores en las trayectorias iniciales. Se diferencian dos dimensiones básicas:

• Una vinculada al estudiante, que incluye las condiciones materiales del sujeto para transitar la universidad y estudiar; y condiciones personales, familiares y vinculares que tienen reconocimiento en este trayecto.

• Otra vinculada a la institución universitaria, que refiere fundamentalmente, a la incidencia del dispositivo pedagógico dispuesto para acompañar a las experiencias de aprendizajes.

Desde el abordaje complejo de las experiencias, ambas dimensiones se intersectan y, los aspectos identificados como favorecedores y obstaculizadores, pueden emerger como no excluyentes y/o posibles de ser interpretados y reinterpretados en redes.

En cuanto a la primera dimensión, los estudiantes identifican distintos aspectos incidentes en sus experiencias de aprendizaje, ya sea como favorecedores u obstaculizadores:

a- Condiciones materiales del estudiante:

Un 60 % de los estudiantes afirma que contó con los recursos materiales necesarios para estudiar, esto incluye dispositivos, espacios y conectividad, en este sentido, es identificado como aspecto favorecedor. No obstante, de este grupo, el 52 % manifiesta que, aun teniendo los recursos materiales para las clases, no experimentaron un cursado óptimo en cuanto a la calidad de su conectividad. Muchos de ellos refirieron a la carencia de espacios propios y adecuados para estudiar, así como a condiciones de la vida familiar que no favorecieron que el aula universitaria ‘se instalara’ con éxito en los domicilios.

b-Condiciones personales, familiares y vinculares:

Se destaca como aspecto favorecedor, la autopercepción de cualidades personales y motivacionales particulares como condiciones necesarias para transitar esta etapa. Se valora positivamente las “ganas de formarse”, la “capacidad personal para el estudio”, la “fortaleza, paciencia y dedicación por la carrera” y las “estrategias de estudios que obtuve en estudios anteriores” (encuesta a estudiantes, 2020-2021). Además, los estudiantes reconocen que, poseer un contexto familiar contenedor, constituyó un aspecto favorecedor, subdimensión que se encuentra en estrecha vinculación con los estados afectivos.

Muchos de ellos (65% de los encuestados) identificaron el aislamiento, la desvinculación con los afectos más cercanos y la familia, la enfermedad y la amenaza de la muerte, como aspectos obstaculizadores de sus experiencias estudiantiles: “Mi estado de ánimo me dificultó porque no podía concentrarme como me hubiera gustado, problemas de salud y el hecho de pensar en la enfermedad como algo mortal también condicionada mucho lo que hacía” (encuesta a estudiante, 2020).

Por otro lado, las afirmaciones ampliatorias en la encuesta dejan vislumbrar la importancia fundamental de la presencia de otros significativos (amigos, compañeros y familia) para transitar la etapa de estudio en aislamiento. En relación con éste último aspecto, los datos arrojan que la mayoría de los estudiantes (87%) estudiaron de manera individual/solos, escucharon y aprovecharon las clases y video-clases para estudiar, leyeron los textos e investigaron en las redes por su propia cuenta. Sólo un 34% se reunió virtualmente o mantuvo algún tipo de contacto con sus compañeros.

Finalmente, en las expresiones ampliatorias, se menciona también, la falta de formación e información sobre el uso de plataformas educativas, aspecto que dificultó el cursado, los aprendizajes y el cumplimiento de actividades solicitadas.

En cuanto a la segunda dimensión, vinculada fundamentalmente al dispositivo pedagógico universitario, valoran como positivo el hecho que las clases fueran virtuales (60%) debido a “los horarios y la no necesidad de viajar por varias horas por día también facilitó las cosas” (encuesta a estudiante, 2020). La virtualización de las clases permitió a los estudiantes economizar recursos y tiempo y, también, aprovechar los materiales didácticos que generaron algunas cátedras (video clases, power point de los temas, entre otros) en sus aulas virtuales.

También los estudiantes destacan la modalidad de evaluación utilizada en la virtualidad como oportunidad para dar cuenta de sus saberes en una situación de menor tensión y mayor flexibilidad que en la presencialidad. Se destaca como aspecto valorado positivamente, la disponibilidad especial de estudiantes adscriptos para acompañar y responder consultas sobre el cursado.

En cuanto a las prácticas de enseñanza de los docentes, sólo algunos ellos “(…) comprendían la situación por la que transitábamos y lograban dar una clase interesante, aunque solo ocurrió con unos pocos” (encuesta a estudiante, 2020). La mayor parte de las respuestas identifican obstáculos que se desprenden de la propia cátedra universitaria.

Se destaca como obstáculo más frecuente la manera de enseñar de los docentes (65%) y clases monótonas (poco dinámicas, exclusivamente teóricas) Al ampliar sobre este aspecto, los estudiantes manifiestan sus dificultades para aprender en la modalidad virtual y reconocen que la mayoría de los docentes no estaban preparados para ella puesto que no contaban con buena conectividad e incluso no tenían buena disposición para enseñar en ese formato. Una de las consecuencias de esta situación es identificada, claramente, como la falta de comprensión por parte de los estudiantes y, por consecuencia de ello, la presencia de problemas en las instancias de evaluación, ya que “la mayoría de los docentes se dedicaban a leer power point y darnos los textos, lo cual no fue de gran ayuda al momento de evaluar ya que pienso que los contenidos no son incorporados si el tema no se enseña bien” (encuesta a estudiante, 2020).

Por otra parte, los encuestados refieren mayormente que la ausencia o escasa comunicación lograda con los docentes dificultó sus aprendizajes. En una modalidad de enseñanza mediada por tecnologías fue necesaria la palabra del docente para orientar los procesos, las actividades y las formas de cursar las asignaturas. En este sentido, señalan como obstáculos “no recibir respuestas a las dudas hechas por correo y devolución competente de los trabajos prácticos”, “consejos y ayuda sobre el funcionamiento del cursado virtual” (encuestas a estudiantes, 2020-2021)., entre otras expresiones.

Emergencias, ausencias y presencias en los inicios.

Este primer acercamiento a algunos aspectos analíticamente diferenciados como favorecedores, obstaculizadores o puntos críticos, descubre un escenario de alta complejidad sobre la formación universitaria en tiempos de emergencia sociosanitaria. Las universidades públicas frente a ella se reinventaron tratando de sortear las barreras existentes de desigualdades sociales, territoriales, culturales y de acceso y uso de las tecnologías, tensionando sus prácticas para intentar garantizar la continuidad pedagógica en condiciones endebles. Los docentes universitarios procuraron tejer algún vínculo virtual con los estudiantes y ensayaron estrategias de acompañamiento en el marco de las orientaciones y medidas excepcionales de la Secretaría de Políticas Universitarias y del Ministerio de Educación de la Nación (Res. M.E. Nº 108/2020, RM N°104/2020, Dcto N° 297/20, R. N° 12/20).

En éste primer análisis se puede avizorar una modificación en los modos de afiliación y en las formas de experienciar el ingreso a la universidad. Inéditas configuraciones incidieron en las experiencias de ingreso, la pandemia, como un punto de inflexión en sus trayectorias, atravesó la experiencia subjetiva derivando en una multiplicidad de nuevos sentidos.

La voz de los estudiantes puso en superficie que este proceso iniciático se construyó de modo peculiar, en un contexto caracterizado por la casi ausencia de vínculos intersubjetivos, presenciales y cercanos, lazos necesariamente configurantes de los procesos de afiliación. Los efectos del aislamiento social en la construcción del oficio del estudiante, la casi ausencia de los otros significativos para acompañar los nuevos aprendizajes, dejó entrever un proceso de afiliación particular con la universidad, realizado en soledad y con la caja de herramientas culturales (Bruner, 1997) construidas en la historia previa. Nótese cómo se enfatiza en las respuestas de los estudiantes que el éxito del camino recorrido obedece, mayormente, a condiciones y características propias del sujeto y no así al andamiaje institucional.

Este aspecto central que remite a la posibilidad/imposibilidad de sentirse y experienciarse como miembro activo de la universidad, entra en tensión con la inscripción efectiva del sujeto en una red de relaciones que le posibilita habitar la universidad. Si la presencia de los otros significativos (Gómez Da Costa, 1995) se instala como requisito ineludible en todo acto de comunicación y transmisión humano y educativo (Serra y Fattore, s.f.), vale preguntarse por las modalidades de crear presencias o ausencias en pandemia, y por la incidencia de éstas en la continuidad/discontinuidad pedagógica en la universidad.

Lo cierto es que las nuevas condiciones históricas reconfiguraron las coordenadas pedagógicas-didácticas de las aulas del ingreso y modificaron la experiencia de todos los que la poblaron. En efecto, las voces de los estudiantes invitan a hacer foco en el papel del dispositivo pedagógico universitario y su relación con el devenir de las trayectorias estudiantiles. Las respuestas de los sujetos ponen en cuestión las condiciones de habitabilidad de los espacios universitarios y específicamente de las cátedras universitarias. De ellas emergen interrogantes en torno a la significatividad de los aprendizajes logrados en pandemia en esta coyuntura y, a efectos inclusores o exclusores que a veces expone rasgos regresivos del sistema universitario (Tedesco, 2014).

Si ingresar a la universidad – sin pandemia- supone un cambio de alta complejidad que involucra no sólo aspectos curriculares, sino que pone en juego esquemas de percepción, de apreciación, valoración y acción que harán posible la constitución del oficio de estudiante universitario (Bracchi, 2016), en contexto de emergencia sociosanitaria, este proceso maximiza su desafío para quienes conforman la comunidad universitaria.

Este primer acercamiento a las experiencias de aprendizaje de ingresantes en pandemia invita a detenerse, con cautela y apertura, en los itinerarios singulares y colectivos de los estudiantes y descubrir, en ellos y en sus biografìas, las huellas de la intervención institucional, así como avizorar nuevos rumbos para una pedagogía universitaria de los inicios.

Referencias bibliográficas

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Bracchi, C. (2016). Descifrando el oficio de ser estudiantes universitarios. Entre la desigualdad, la fragmentación y las trayectorias educativas diversificadas. Trayectorias universitarias. 2(3)http://revistas.unlp-edu.ar/TrayectoriasUniversitarias

Benjamin, W. (1982). “Experiencia y pobreza” [1933]. En Discursos interrumpidos I. Taurus.

Bruner, J. (1997) La educación puerta de la cultura. Aprendizaje . Visor.

Carli, S. (2012). El estudiante universitario. Hacia una historia del presente de la educación pública. Siglo Veintuno Editores.

Cannellotto, A. (2020). Universidades viralizadas: la formación en y postpandemia en Dussel. y Pulfer (Comp.) Pensar la educación en tiempos de pandemia: entre la emergencia, el compromiso y la espera (pp 231-241). UNIPE.

Coulun, A. (2017). La labor del estudiante: la entrada a la vida universitaria. Educ. Pesqui., 43(44), 1239-1250, http://dx.doi.org/10.1590/S1517-9702201710167954 1

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Elichiry, N..; Regatky, M. y Sánchez, Á. (2016). Aprendizaje situado e intersubjetividad: reflexiones acerca de actividades tutoriales en el primer tramo de la universidad. VIII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, UBA.

Gomes Da Costa, A. C. (1995). Pedagogía de la presencia. Ed. Losada

Morin, E. (1999). Los Siete Saberes Necesarios Para La Educación Del Futuro. UNESCO.

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  1. Universidad Católica de Salta - [email protected] (Argentina)

  2. Universidad Nacional de Tucumán - [email protected] (Argentina)

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